viernes, 24 de junio de 2011

Amazônia

Nos invadió una nube de avispones que nos vistió de la cabeza a los pies. Correr buscando el agua para desvencijarnos de los insectos era la idea más teórica e impracticable en ese enjambre de Zamanbaias azules, que oscurecían tanto el lugar, con sus ramas agarradas a las Aroeiras y a las Palmeras gigantes que no nos dejaban ver el cielo. ¿Sería noche o día en ese momento? no había tiempo para pensarlo, el agua no aparecía y comenzábamos a sentir el dolor de los aguijones enterrándose en la piel y el ruido de fondo, como una manada en acción, nos impedía demostrar lógica en la búsqueda del camino que nos llevaría al rio.

Nos salió al encuentro la sensación de que no estábamos solos, las hojas crujían independientes de nuestros pasos, el olor del humus negruzco, que pisábamos con dificultad, se hizo más intenso. La humedad aumentó y la falta de visibilidad empañaba nuestro sentido de orientación. El dolor nos desquiciaba.

El techo de ramas enmarañadas comenzó a moverse con fuerza y un viento huracanado a aullar con terror, la luz de un relámpago iluminó nuestra incapacidad de situarnos en el espacio, el estruendo de un trueno arreció el ambiente y el estrépito del agua el resto de equilibrio que nos quedaba.

¡Quién sabe cuánto duraría la borrasca! sin embargo en ese lugar sin tiempo escampó de un tirón y el sol comenzó a hacer esfuerzos  para penetrar esa abundancia confusa y desordenada de los árboles con rayos entrecortados que calentaban el verde que nos oprimía.

El aire caliente dominó la humedad y nuestra respiración se hizo cada vez más jadeante, comenzamos a sudar, a sentir frío y calor y la aceleración de nuestro pulso elevó el ritmo a compases asustadores.

No nos habíamos dado cuenta que recuperado el rumbo, en menos de un segundo, el agua se hizo presente. Brillaba a lo lejos y los rayos del sol provocaban caminos de monedas de plata en su superficie, las monedas nos seducían pero cuando alargábamos las manos no conseguíamos tocarlas, se nos escapaban por entre los dedos. No importaba. Aparecían tantas y tantas que ya las alcanzaríamos…las alcanzaríamos.

Alejandra Arenas.

7 comentarios:

  1. Hermoso cuento Alejandra. Una buena forma de inaugurar este, tu blog, que nos irá mostrando las palabras, líneas, párrafos, textos al fin. Cuentos e historias salidos de tu talento y de tu urgencia por contarlos, por escribirlos, por develarlos.
    Yo feliz!!!
    Feliz de encontrarte en este espacio, de leerte.
    Te doy la bienvenida al mundo de los bloggers. A la nube de literatura cibernética.
    Espero el próximo cuento.
    Te Leo...
    ... desde Valparaíso

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  2. hola tia, cuanto tiempo!
    mucho gusto en leer tus lineas y puedo todavia oir tu voz a hablar mientres las leo - te estraño mucho como a Pablo y Loncho... tambien mantengo un blog en http://marcos-prof.blogspot.com - besos a ti y bienvenida a el cyberspace!

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  3. Ale,

    Seu conto está maravilhoso!!!
    É um grande orgulho para nós, termos uma amiga escritora...
    Muito sucesso nessa sua nova empreitada!
    Um grande abraço

    Leo e Helô

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  4. Una densa niebla de humedad y calor, la niebla tropical de la que habría escrito Bombal, si hubiera vivido en Brasil.

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  5. Ale,
    Cheguei de Chicago ontem e só hoje abri os e-mails dessa semana.
    E me deparei com essa leitura deliciosa.
    O teu talento te permitiu reproduzir uma atmosfera que é muito familiar a quem já esteve por lá.
    É Amazônia / Avatar.
    Tenho certeza do teu sucesso.
    Grande bj

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  6. Lo que mas me encanta en tus cuentos son los finales. Como si todo el texto fuera un apoio para el final - en funcion de. Los finales crean imágenes cinematográficas.
    Mucho orgullo de ti mamá.
    Un beso enrome!

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  7. Gracias Paty por recordar la “Niebla” de la Bombal, es una honra. Y a Leo por sus palabras alentadoras.

    Marcos ¿Te acuerdas las reuniones en la playa cuando todos ustedes eran niños? En esos atardeceres cálidos nos contábamos historias. Qué rico encontrarte!

    Hijo, ya hemos conversado tanto de los finales y su importancia. Gracias por el apoyo.

    Helô, Rô e Leo Zamboni, quê alegria receber vocês na minha página!


    Alejandra Arenas.

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